“Mud”: Navegando por la vida

Crítica originalmente publicada en Hello Friki. VER
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No vamos a descubrir nada nuevo si decimos que estamos en un país donde el cine palomitero copa normalmente nueve de cada diez pantallas. Tampoco es de extrañar, pues las grandes productoras que controlan el cotarro lo único que buscan es el beneficio rápido. Importa el dinero, no la calidad. Cine generalmente de usar, tirar y reciclar una y otra vez. Salas copadas constantemente de superproducciones y actores famosos, que junto con un masivo bombardeo publicitario, impiden muchas veces a la gente ver más allá del mero cine comercial. Y no es que esto esté mal. Después de todo, muchas personas van al cine simplemente para entretenerse y evadirse un rato del transcurrir diario. Pero también hay mucha gente que está harta de estos productos prefabricados y que no puede ir al cine porque, simplemente, no le ofrecen una alternativa.

Lo bueno de las grandes ciudades es que – con fortuna - siempre hay algún cine que intenta alejarse de toda esta marabunta comercial y apuesta por aquellas cintas que pasan desapercibidas por la cartelera. Aún así, si interesa alguna película, hay que andarse bastante listo, pues tan rápido como se anuncia, puede desaparecer. La cosa se complica bastante si nos salimos de las grandes urbes, donde es tiempo perdido esperar la llegada de determinadas películas y que si lo hacen, lo harán con meses (o años) de retraso. El problema de todo esto, es que normalmente las obras de mayor calidad a nivel de historia se suelen encontrar dentro de este grupo tan maltratado por la industria.

Mud” (Jeff Nichols, 2012) es uno de estos casos. Película que ha pasado prácticamente de puntillas por las carteleras de nuestro país y que si ha llegado a estrenarse ha sido gracias a que la compañía Lionsgate (conocida por las película de “Saw” y “Los Juegos del Hambre”) apostó por su distribución gracias a las buenas críticas que recogió en los festivales de Cannes y Sundance entre otros. La cosa no ha sido sencilla, pues tuvo que pasar casi un año entero hasta su lanzamiento en Francia (mayo de 2013) y, desde entonces, sigue estrenándose lentamente, país a país, en un camino que se alargará hasta 2014. Un terrible maltrato teniendo en cuenta la facilidad que hay de obtener la película por otros medios.

Sin una potente productora detrás y sin una campaña publicitaria de apoyo, el boca a boca ha sido el principal medio con el que “Mud” ha ido dándose a conocer entre el público. La historia nos sitúa en el río Mississippi, donde dos chicos de catorce años encuentran a un hombre escondido en una isla. Al parecer, se trata de un fugitivo llamado Mud (Matthew McConaughey), que tras haber cometido un asesinato, permanece oculto a la espera de poder reunirse con su amada Juniper (Reese Witherspoon), la mujer de la que ha estado enamorado toda su vida.

Mud” es una historia de aventuras de dos chavales de la América profunda que recuerdan a los Tom Sawyer y Huckleberry Finn protagonistas de las conocidas novelas de Mark Twain. Ellis y Neck, navegan por un inmenso río en busca de juegos y diversión a la vez que una incipiente adolescencia empieza a quebrar su niñez. Desde la inocencia surgirán los primeros amores y desengaños; y descubrirán un complejo mundo adulto que manipula y miente para satisfacer sus deseos y huir de una tormentosa realidad. “Mud” es el drama humano. Mud, antihéroe y caballero que sueña despierto con un amor imposible. Mud, entrañable manipulador, constructor de castillos en el aire que tan pronto como se levantan se vienen abajo. Mud, hombre que se tropieza una y otra vez con la misma piedra del camino. “Mud” es el retrato de una vida que no es de color de rosa pero, que a su vez, tampoco es tan negra como algunos la ven, existiendo siempre un resquicio de esperanza y redención.

Quizás la simpleza sea la mayor virtud de “Mud”. Una historia cualquiera desarrollada a fuego lento y sin alardes de grandeza. Personajes que crecen adecuadamente conforme avanza una trama con sabor añejo que se va retorciendo y resolviendo con soltura y acierto. No es “Mud” una película que intente sorprender; es simplemente un vistazo a un momento de la vida de una serie de personajes terriblemente humanos con los que es sencillo identificarse. Todo en un mundo rural sucio y salvaje rodeado de una naturaleza bella pero indomable.

Lo realmente hermoso del cine es que te cuenten una historia. Más allá de todos los avances técnicos o visuales; más allá de toda esa espectacularidad que rodea al séptimo arte desde hace ya bastantes años, lo único y realmente importante es la historia. Una historia que no tiene porqué ser compleja, sino que simplemente esté bien narrada. Las verdaderas obras maestras del cine lo son porque cuentan historias capaces de sorprender, de emocionar, de arrancarte una sonrisa, de ponerte la piel de gallina. El resto es baladí.

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